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El Real Madrid selló su pase a la final de la Copa del Rey tras un partido absolutamente épico ante la Real Sociedad en el Santiago Bernabéu, resuelto en la prórroga gracias a un cabezazo de Rüdiger que desató la locura en la afición blanca. El empate a cuatro goles en la vuelta, sumado al 0-1 logrado en la ida, permitió a los de Ancelotti avanzar a la final, aunque el camino estuvo plagado de sufrimiento, alternativas y momentos de auténtico infarto.

La Real Sociedad salió con ambición y logró igualar la eliminatoria muy pronto. En el minuto 16, Barrenetxea culminó una gran jugada colectiva batiendo a Lunin por bajo, desatando la esperanza donostiarra. El Madrid tardó en asentarse, pero encontró el empate en el 30: Vinícius, con una asistencia de fantasía, habilitó a Endrick, que definió con una sutil vaselina ante Remiro para devolver la igualdad y la ventaja global a los blancos.

El segundo tiempo fue un torbellino. La Real volvió a adelantarse en el 72 con un autogol de Alaba tras una jugada de Pablo Marín, y poco después Oyarzabal, con un remate ajustado, puso el 1-3 (min. 80), colocando a los de Imanol Alguacil a un paso de la final. Sin embargo, el Madrid reaccionó con su habitual épica: Bellingham recortó distancias en el 82 tras otra acción de Vinícius, y Tchouaméni empató en el 86 con un cabezazo a la salida de un córner. Cuando parecía que el Madrid resistiría, Oyarzabal volvió a aparecer en el descuento (90+3’) para firmar el 3-4 y forzar la prórroga.

El tiempo extra fue más contenido, con ambos equipos acusando el desgaste. El Madrid, empujado por su afición y su historia, encontró el gol decisivo en el 115: córner botado por Güler y cabezazo inapelable de Rüdiger, que certificó el pase a la final y desató la euforia en el Bernabéu.

El Real Madrid demostró, una vez más, su capacidad para sobrevivir en el alambre y sacar adelante partidos imposibles. La Real Sociedad rozó la gesta y puso contra las cuerdas a los blancos, pero la mística madridista y el talento individual inclinaron la balanza. El 4-4 final, sumado al 0-1 de la ida, lleva a los de Ancelotti a su 41ª final de Copa del Rey, donde buscarán su vigesimoprimera corona el 26 de abril en La Cartuja.

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